And the Oscar goes to…
Los Oscars marcan un hito anual que reclama atención. Una fecha señalada en el calendario. Un fogonazo que nos acerca a las estrellas que, durante el año, hemos visto solo interpretando personajes. Un instante que nos acerca a la magia del cine.
El pasado 24 de marzo, tuvo lugar un acto en el que se anunciaba el “Plan de impulso al sector audiovisual”. El plan que, literalmente, pretende convertir a España en el Hub Audiovisual de Europa. Un plan dotado con 1.603 millones de euros a lo largo del periodo 2021-2025.
Sus objetivos son que España sea un país líder en la producción audiovisual fomentando atracción de producciones internacionales y acrecentar las locales (se habla de un incremento del 30% para 2025). En definitiva, ser un foco talento. Crear cultura. Generar turismo. Enarbolar país.
Y para ser foco de talento, hay que hacerle “cantera” y cuidarlo. Lo mismo que si quieres atraer turistas, vamos: tratarlos bien, para que quieran venir y todo eso. No soy escéptico con nuestra capacidad de crear y cuidar el arte, al contrario. Creo mucho en el talento de la tierra. Recordemos que, en el tránsito del siglo XVI al XVII, en el barrio de las Letras, llegaron a convivir en pocas callejuelas gente como Lope de Vega, Cervantes, Quevedo, Góngora… Eso es arracimar talento y lo demás son tonterías. Puede que formaran el primer clúster literario de la Historia. Y, aunque algunos entre ellos se llevaran a matar, eso no hizo sino afilar sus plumas. Demostraron que la concentración artística no suma, sino que multiplica. Quizá hayamos de buscar eso aquí y ahora. Multiplicar.
Al hacer un análisis DAFO de pros y contras para llegar a ese objetivo, el Gobierno marca como fortaleza los incentivos fiscales asociados a las producciones audiovisuales y la seguridad que se les está dando a los mismos. Dice expresamente el documento que se apoyarán en “acciones de refuerzo de la certidumbre sobre la aplicación de los incentivos fiscales”. Y es verdad que a lo largo de estos últimos años hemos vivido unos sucesivos pasos hacia la estabilidad necesaria. Y lo es también, para tranquilidad de los contribuyentes, que el fomento de estos incentivos audiovisuales es algo pacífico (quizá lo único) entre las fuerzas políticas de uno y otro signo. Todos ven -todos vemos- lo que nos jugamos aquí, ante un boom del ámbito audiovisual en el ocio mundial, de tanta magnitud que no por esperado deja de sorprender.
Pero no sabemos si todo lo que se ha dicho y anunciado es suficiente: esta declaración de intenciones, no puede quedarse en una mera intención. La estabilidad es tan necesaria para el sector audiovisual como la libertad creativa lo es para la inspiración. El arte no tiene límites: pero las reglas de juego del sector, sí han de tenerlos. Claros, concisos, concretos.
Sabemos que ahora, para aprovechar el incentivo fiscal, no es siempre necesaria una Agrupación de Interés Económico (AIE). Ahora puede obtenerse el incentivo de una manera más sencilla, vía financiación. Bien. Pero dentro de la nueva regulación, existen dudas técnicas que han de fijarse. ¿Van a resolverse? Y sobre todo, si se preguntan por el debido cauce administrativo ¿van a resolverse a tiempo? Necesitamos saber a qué atenernos ya en este 2021; necesitamos saber qué decir a los inversores. Sobre todo, necesitamos hacerlo bien.
Porque de eso va esto. Esto y todo. De hacerlo bien. Un incentivo fiscal al que se le ha tenido miedo, precisamente por no hacerlo siempre del modo más correcto. Porque no se puede primar el beneficio económico a lo que debería ser lo más importante: sacar cada proyecto adelante. Cada historia que lo merezca. Cada idea que deba ser contada. De nada sirve dejarse artísticamente la vida en un proyecto, si luego no se le ofrece el cauce necesario para que pueda ser disfrutado sin sobresaltos jurídicos o económicos. Es como aquel anuncio, que me marcó de niño, que mostraba a Carl Lewis con zapatos de tacón. De nada vale ser el “Hijo del Viento” si no tienes las herramientas necesarias. De ahí que, desde este texto, hagamos dos llamamientos: uno, para conseguir la seguridad jurídica y a tiempo. Otro, para que quienes tengamos la suerte (privilegio) de ayudar al sector, no pongamos las cosas más difíciles. Seamos cauce y no intermediarios. Seamos facilitadores.
Porque nos gustan los thrillers con emociones fuertes… pero en la pantalla, no en nuestras cuentas.
Todos juntos podemos crear. Podemos aspirar a lo más alto. Podemos volver a escuchar gritar el nombre de “Peeeedroooo” y de otros españoles en el Dolby Theatre. Nos han puesto la alfombra roja para seguir el camino. Aprovechémoslo.