La vida es bella
No siempre, no siempre. La vida no siempre es bella. Pero saben de mi afición al cine y me encanta usar títulos o frases de películas.
Confieso que no miro demasiado las redes sociales: por motivos profesionales, he de colgar la mitad de mi vida en ellas, pero no me interesan mucho. No obstante, el otro día, eché una ojeada y parecía que la gente se lo montaba bastante bien… La red estaba repleta de “momentos Coca Cola” en lugares o eventos en los que te daba una rabia enorme no estar… Atardeceres, risas, paisajes, copas de vino y bellezones.
Y tenemos la manía de fijarnos solo en los que aparentan montárselo mejor. Y eso es contraproducente. Porque o bien entran envidias (veneno) o entran bajones, por no estar disfrutando de la vida a tope, como otros.
Después… pensé que yo mismo era culpable de eso. Repasé mi perfil y solo se ven “momentazos”. Que si en la playa, que si haciendo deporte, que si unas firmas de libros… ¡Pero esa no es mi vida! Como todo el mundo, yo también muerdo el polvo. Me tomo, por tanto, la nota mental de mostrar en redes (desde ya) alguno de esos malos momentos de vez en cuando. No los tristes o serios. Esos los quiero vivir con intimidad. Pero sí esos instantes que los demás vean y digan “tío, no te envidio”.
Confundimos la felicidad con las vidas de revista. Pero la vida no es así. La vida va más allá de un atardecer perfecto. Va de momentos duros, de celebrar, pero también de llorar. Y quizá, cuando miremos atrás, reconozcamos que vimos más felicidad en esos momentos auténticos, que en esos otros “momentos foto”. Porque puede que la vida no siempre sea bella. Pero… qué bello es vivir.